Y ya es Lunes Santo. No lo podía creer, VIRGEN DE LOS DOLORES, cuando hace unos años me dijeron que por fin tu Cofradía estaba restaurada. Que por fin iban a sacarte a la calle. Y yo recordaba entonces, las veces que te recé en tu capillita del puente de Santo Domingo. Mi madre fue la que metió en mi corazón la devoción a tus dolores. Y yo miraba tu cara y la de mi madre y me preguntaba, ¿por qué las madres se parecen tanto, cuando el dolor está por medio?. Después, ya fue imposible bajar las escaleras y pasar de largo. Estabas allí, con tus manitas apretadas en el pecho, estrujando tu pena, amparando tristezas. Ahora tienes a tu Hijo, EL CRISTO DEL PERDÓN, llenando tu soledad.
José Luis Zurita - 1990