Capilla de Ntra. Sra. de los Dolores
La capilla actual de Nuestra Señora de los Dolores, es fruto de varias remodelaciones anteriores. A finales del siglo XVII, Juan Valverde, un honrado vecino del lugar, fue asaltado por dos rufianes en uno de los parajes más peligrosos de la ciudad en aquella época, cercano al puente de Santo Domingo. Tras salir ileso, se encomendó a Dios, y construyó una capilla en aquel mismo lugar para albergar y dar culto a una imagen de un Crucificado de advocación del Perdón. En 1747, Martín Federico Díez, un vecino que se encargaba de acoger a pobres enfermos, introdujo la devoción a la Virgen de los Dolores, fundando un Rosario nocturno, conocido como Hermandad de los Tiñosos, para recaudar limosnas y curar dicha enfermedad. Al no tener un lugar digno donde albergar a la imagen de la Virgen de los Dolores, pidió permiso para ubicarla en la capilla del Crucificado del Perdón. Esta primitiva capilla se ubicaba en la calle Marqués en las estribaciones del Puente de Santo Domingo, circunscrita a la feligresía de San Juan. Posteriormente este rosario nocturno se disolvió, pero la devoción a la Virgen de los Dolores fue acrecentándose poco a poco, y eclipsando al crucificado, hasta perder la pista a dicha imagen.


En 1927, por razones urbanísticas fue demolida la antigua capilla, trasladándose la imagen de la Virgen al otro lado del río, donde la Archicofradía de la Esperanza le labró una pequeña capilla en la fachada este de Santo Domingo. La Virgen de los Dolores cambió de feligresía, pero sus devotos conocían que seguía unida a ese eje inconfundible, que unía un lado y otro del rio, el Puente de los Alemanes o también conocido como de Santo Domingo. Posteriormente en 1992, de nuevo una reforma urbanistica, subía la cota del nivel del suelo del Pasillo de Santo Domingo mas de metro y medio, por lo que se llegó a un acuerdo con la Congregación de Mena, para construir la nueva capilla (la que actualmente existe) en el denominado «patinillo» colindante con la hermandad dominica. Siguiendo el diseño de Jesús Castellanos, la capilla se distribuye con una fachada flanqueada por dos pilastras de ladrillo rematadas con un frontón roto, en el que corona una pequeña hornacina con una escultura de Santo Domingo. En el interior se dispone un pequeño retablo con una mesa de altar en el que sustentan columnas corintias rematados por unas volutas, en la parte alta, se dispone un penacho que alberga un corazón traspasado, todo ello realizado en madera.
Capilla del Stmo. Cristo del Perdón
Trasformar la realidad es siempre uno de los grandes sueños humanos y tal vez por ello los hermanos que hemos trabajado día a día para conseguir esta Capilla, nos conformemos con un casi total anonimato, contentos de haber rescatado para la iglesia de Santo Domingo, un espacio que, a pesar del tiempo y los acontecimientos, aún guardaba parte de su antiguo esplendor. Nadie podía haberlo imaginado en los momentos, en que apenas podíamos adivinar qué había en aquellas paredes, que aún conservaban las huellas del fuego, ni comprendíamos bien el porqué aquellas cuerdas que movían las campanas debían de pasar, exactamente, por el centro de una cúpula manchada por el agua que resbalaba en los días de lluvia. Tapiada su comunicación con el templo, la antigua Capilla del legendario Cristo de Cabrillas era, hasta 1982, una herida abierta que nadie había podido pararse a restañar. Su espléndida embocadura era una constante llamada pero su estado interior anunciaba un esfuerzo no siempre realizable. Fue ese año cuando la Cofradía de los Dolores, que en esos momentos estaba naciendo, solicitó la misma para que en ella recibiera culto su Titular, del cual sólo conocía su advocación.


A partir de ahí, la historia empieza a ser nuestra pequeña y gran historia. Una Capilla arruinada, trastero y campanario de la iglesia, fue nuestra primera realidad. Tuvimos que consolidar suelo y paredes, al mismo tiempo que limpiábamos las yeserías de paramentos, cornisas y pechinas, lo que dejaba ver una obra de excelente ejecución fechable en las postrimerías del siglo XVII. Ante ellas, la desnudez de la cúpula fue como un continuo resorte que nos movía para equipararla al resto del espacio, surgiendo así el modelado de elementos que la decoran, sus ángeles pasionistas y sus grandes relieves. Más tarde fue el retablo que se estructura sobre cuatro estípites que soportan una cornisa sobre la que se alza un movido remate; completa el mismo, la mesa de altar tallada delimitando el espacio donde se alberga. A ello hay que añadir, la restauración de la reja y de la puerta de acceso, además de los tres espléndidos óleos que adornan sus paredes. Con ello, a base de esfuerzo e ilusión, concluíamos una obra que pocos pudieron imaginar.
La capilla del Cristo del Perdón
Se restituyó al culto el 30 de Julio de 1992, haciéndolo coincidir con el III Centenario de la muerte del obispo de Málaga Fray Alonso de Santo Tomás, O. P. En el trabajo de la restauración han intervenido muchos hermanos de esta Cofradía, que han querido con su labor lograr un lugar digno para dar culto a Dios por medio de la imagen del Cristo del Perdón.
Castellanos Guerrero, J.A. : El Cristo del Perdón y su Capilla, en la Iglesia de Santo Domingo de Málaga, 1992.